Radio, tele, diarios: lo toman casi como una cuestión de reporte del tránsito en la Ciudad de Buenos Aires.
Era entrar en cada juzgado , y sentir en el ambiente (como si fuera el porcentaje de humedad o de mosquitos; en el aire) cómo nada ocurre allí, o como mucho, québarbaridadloqueLEpasóaESEdocente.
No acusan. Están los gremios de paro y ellxs siguen poniendo sellitos, no sellándote las cédulas, haciendo certificaciones, librando giros, destinando desalojos. Pareciera que no les inquieta en lo más mínimo mantenerse al margen y a la vez por sobre todas las cosas. Como si la podredumbre general no fuera "objeto de su competencia".
-Hola Pá, no voy a dejar de ir a trabajar, pero quiero ir a la marcha.
Veo pasar a lxs que fueron mis compañerxs del profesorado, ya tan grandes como siempre, ya padres, ya asambleas de maestrxs.
Y tanta gente en el Obelisco, que pareciera que por primera vez va a dejar de estar inmutable, erecto, para fundirse en el blanco de los guardapolvos, que reflejan el sol del mediodía.
Es muy fuerte TODO lo que está pasando (sí, locx, el crescendo!, lo siento en la carne), y sentir que estoy tan sumida en la costumbre, y tan alejada de la concreción de deseos de cambios, me hace mal. Fue muy fuerte estar ahí, sabiéndome ajena... Perdí lo más que pude mi mirada en otras caras, y se hicieron las 13.40, se terminó el recreo.
Pienso todo esto y se me viene el choclo de replanteo de mi vida (que es constante, pero que a veces se estanca, entonces hay que remover desde abajo).
[Me costó tanto escribir estas líneas... son cosas difíciles de describir.]
1 comentario:
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